En 1860 Mons. Jacinto Vera bendijo la construcción de la capilla que hoy es el templo parroquial de Nuestra Señora del Carmen en Durazno. El P. Gabriel presidió la Eucaristía junto a los padres Erico y Daniel y desde ayer, un cuadro con una reliquia del santo obispo es un signo visible de su entrega y misión. Luego de la Misa, el historiador duraznense Oscar Padrón Favre y el P. Gabriel brindaron una conferencia sobre el Beato Jacinto.
Bienaventurado Jacinto,
Dios te dio un celo ardiente por la salvación del pueblo, un corazón grande y magnánimo,
lleno de caridad, mansedumbre y bondad;
fuiste apóstol incansable, modelo de misioneros, padre de los pobres,
protector de las familias, formador del clero,
valiente defensor de la libertad religiosa de los hombres,
y de los derechos de Dios y de la Iglesia.
Guíanos con tus ejemplos,
sostennos con tu intercesión,
ayúdanos en nuestras necesidades,
danos fortaleza y perseverancia en las virtudes,
enséñanos a ofrecer el culto agradable a Dios,
acompáñanos, para llevar una vida de fe, esperanza y caridad,
que nos conduzca a gozar contigo de la eterna bienaventuranza,
en compañía de la Virgen María y de todos los santos,
en la morada del Padre, por Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.