El Obispo: “Las huellas que dejó Raúl no son solo suyas, son huellas de Dios en nuestra vida”

13.12.2025

En la misa del III Domingo de Adviento, el Obispo diocesano invitó a redescubrir la alegría cristiana que nace en la espera confiada y agradecida. En ese marco, destacó la figura de su predecesor, Mons. Raúl Scarrone, cuyos restos descansan desde hoy en la Catedral de Florida, como signo de la presencia fiel de Dios en la historia de la diócesis. 

Este sábado 13 de diciembre, en la Catedral de Florida, Mons. Martín presidió la celebración de la misa correspondiente al III Domingo de Adviento, tradicionalmente llamado Domingo Gaudete, caracterizado por la invitación a la alegría en medio de la espera del Señor.

En su homilía, el Obispo estructuró su reflexión en dos momentos claramente diferenciados. En primer lugar, se detuvo en las lecturas del día, especialmente en la figura de Juan el Bautista, quien desde la cárcel atraviesa una experiencia de duda y de crisis. Mons. Martín subrayó que la alegría cristiana no es superficial ni ingenua, sino que se gesta muchas veces en la prueba, en la oscuridad y en la espera que desconcierta.
"La certeza de sabernos amados por Dios y redimidos por Jesucristo —señaló— es la raíz más profunda de nuestra alegría, aun cuando esa certeza deba madurar en medio de la dificultad".

Al referirse al Bautista, destacó su pregunta angustiada —"¿Eres tú el que tenía que venir o debemos esperar a otro?"— como expresión de una espera humana marcada por la impaciencia y el sufrimiento, pero también como una espera que se abre a los signos concretos de la acción de Dios. En ese sentido, recordó que Jesús no responde con teorías, sino con hechos: los ciegos ven, los enfermos son curados, los pobres reciben la Buena Noticia.

En la segunda parte de la homilía, Mons. Martín vinculó este mensaje con un acontecimiento profundamente significativo para la Iglesia diocesana: el traslado de los restos de Mons. Raúl Scarrone a la capilla del Sagrado Corazón de la Catedral.
El Obispo afirmó que este gesto se inscribe plenamente en el espíritu del Domingo Gaudete, como reconocimiento agradecido de las "huellas de Dios" dejadas en la vida de la diócesis a través del ministerio pastoral de su predecesor.

"Cada uno de nosotros tiene su propia historia con Raúl", expresó, recordando especialmente los momentos de quiebre, de dificultad y de búsqueda en los que Mons. Scarrone supo ser signo de la cercanía, la misericordia, la paciencia y la fidelidad de Dios. Más allá de su servicio como obispo, destacó lo que su vida y su testimonio dejaron en el corazón del pueblo de Dios.

Mons. Martín subrayó que honrar su memoria no significa únicamente conservar un recuerdo, sino asumir el compromiso de multiplicar aquello recibido: la fidelidad a la vocación, la cercanía pastoral, la capacidad de acompañar y de permanecer. "Las huellas que dejó no son solo suyas —afirmó—, son huellas de Dios en nuestra vida".

Finalmente, invitó a vivir el Adviento como un tiempo para preparar el corazón, hacer espacio al Señor y dejarnos transformar por su presencia, a ejemplo de quienes, como Mons. Raúl Scarrone, permitieron que Dios actuara a través de ellos. Encomendó este camino al Sagrado Corazón de Jesús, pidiendo la gracia de una espera confiada y fecunda hacia la Navidad.