EL OBISPO: NUESTRA MISIÓN ES MANTENER VIVO EL AMOR DE DIOS EN EL MUNDO

La comunidad de la Capilla San Miguel (Andrés Arocena y Elías Regules) celebró su fiesta patronal este Domingo.
Mons. Martín presidió la Eucaristía junto a los Padres Juan (párroco de Cristo Rey) y Hernando (párroco de San José). En la homilía compartió sus reflexiones sobre las lecturas del Domingo XXVI durante el año.
* ¿Quién tiene toda la verdad? Dios actúa y es mucho más libre de lo que nosotros pensamos. El libro de los Números nos enseña que Dios se manifiesta más allá del lugar donde se concentraba su presencia, en la carpa del encuentro. Y al igual que lo narra el Evangelio, llegó el que nunca falta para avisar que el de afuera está perdido. Y esto nos lleva a reconocer que Dios actúa más allá de la Iglesia, el Espíritu Santo inspira hoy, más allá de nosotros, hay verdad también afuera y como cristianos estamos invitados a reconocer que hay valores evangélicos fuera de nuestra Iglesia. Caminamos con los que creen y los que no, por un mundo mejor. ¿Cuál es nuestro papel? Recibimos la fe en el misterio pascual de Cristo y tenemos una misión: mantener vivo el amor de Dios en el mundo. No seamos obstáculos: hay semillas del Verbo afuera de nosotros.
* El Evangelio de este Domingo nos llama a reflexionar sobre la realidad del pecado en nuestra vida y por eso las palabras de Jesús son tan fuertes. Si lo tomáramos al pie de la letra andaríamos todos "despanzurrados". Es necesario tomarnos en serio que el pecado nos aparta del amor de Dios, nos quita libertad, paz y al final nos esclaviza. Todos sabemos nuestros pecados y no vale andar a medias con esta separación del amor de Dios. Seguir a Jesús implica renuncia voluntaria y cargar la cruz y este camino es para dar vida a los demás.

* El Arcángel San Miguel, mencionado en el libro del Apocalipsis, lucha contra el diablo, que quiere ocupar el lugar de Dios. Así el pecado, desplaza a Dios de nosotros para dar lugar al maligno. Pidamos su intercesión para que sea Dios el dueño de nuestro corazón y vivamos la gloriosa libertad de los hijos de Dios.