JESÚS NOS ENSEÑA UNA ORACIÓN CONFIADA, HUMILDE, PERSEVERANTE

El Obispo celebró con la comunidad de 25 de Mayo la Misa del Domingo XVII del tiempo ordinario. En su comentario a las lecturas destacó aspectos del Padrenuestro que pueden orientar esta semana que iniciamos.
¿Cómo es nuestra oración? ¿por qué rezamos? ¿Qué hay antes? Estas preguntas fueron el inicio de la homilía de Mons. Martín. Dijo que nuestro modo de orar ha cambiado con el tiempo y que es un diálogo de amor con un Dios que nos escucha. Podemos comunicarnos con Él, Dios camina con nosotros y es nuestro interlocutor. La oración es una conversación íntima con quien nos conoce más que nosotros mismos y a quien Jesús nos dice que llamemos PADRE.
El Obispo instó a la perseverancia en la oración. No se trata de rezar sólo cuando estamos en problemas sino hacer que el alma respire, todo el día, toda la vida sea de oración, en donde estemos y lo que estemos haciendo, por medio de la oración todo hallará sentido.
También el Obispo invitó a una oración confiada, rezar a Dios que nos dará lo bueno y justo para nosotros, no necesariamente lo que queremos. Y no vamos a dialogar con Dios para extorsionarlo o encapricharnos. "Somos pedigüeños" y a veces ansiosos y queremos todo ya. Pero no debemos olvidar que somos sembradores, y que las semillas que echamos a tierra germinarán quizá luego de nuestra muerte.
Es necesario orar con humildad, reconocer nuestra condición de pecadores.
Por último, el Obispo dijo a la comunidad que el silencio es parte de nuestra oración y lo descubrimos al hacer el ejercicio de rezar.
ENTONCES ¿REZAMOS? ¡En este momento podemos hacerlo!