REFLEXIÓN DE P. ROBERTO SOBRE EL CRISTO ROTO DE DURAZNO
"Paz y bien!
Ayer, San Pedro, nuestra parroquia, recibió la visita de algún vándalo, incapaz de respetar la fe y la devoción de los demás, así como la propiedad.
Destrozaron el Cristo Muerto (Yacente como dice Fredy, que es más fino que yo).
Lo dejaron sin rostro y sin dedos en los pies. Todos, uno a uno se los arrancaron. Una auténtica mutilación, de esas vistas solo en películas de mafias.
Pero, un momento... Solo vista en películas?
A muchos les dolió terriblemente el "masacre del Cristo muerto de madera". Y lo comprendo, porque se trata de una pieza histórica y artística. Tallado en una pieza unica de madera, según parece, cuenta ya con cerca de 200 años.
Parecía como si hubieran matado de nuevo a Jesús.
En el primer momento que vi el estado en que se encontraba, yo también me dejé llevar por rabia, tristeza, emoción.
Después, cuando fui a la comisaría para presentar la denuncia del hecho, y me senté, para denunciar la mutilación de la estatua del Cristo muerto, noté que en esa misma silla, o talvez otra igual pero en el mismo lugar, yo había ya estado en otras ocasiones, para sabee noticias de algunos chicos de la calle, de los que atendemos con el Proyecto Pastoral de la Calle. Y me cayó la ficha.
Me vino a la mente la gran cantidad de Cristos que andan por las calles de Durazno, de Uruguay y del mundo. Cuantos cristos sin rostros, sin identidad, sin nombres, mutilados por la droga que muchos asesinos de Cristo, mutiladores de Cristos venden, trafican, reparten, regalan, y que a nuestros chicos les quitan toda la dignidad de una identidad.
Dejan de ser Mario, Pablo, Luis, Felipe, Juan, María, Josefa, Laura, para ser sencilla y tristemente: "aquel drogado"; "delincuente"; "piche,", "sinvergüenza"; "pastoso", etc.
Cristos mutilados también por el egoísmo que no quiere saber sus historias, sus dolores, sus sufrimientos que los llevaron a donde están. Hay algunos que su mayor deseo es volver a tener un rostro digno, un nombre limpio, un mundo de esperanzas por delante.
Hay otros que solo Dios sabe que es lo que han vivido. Hay madres heroínas y otras que se hacen pasar por tales, pero que de sus hijos no les importa nada, a no ser cuando tienen algo de $.
Hay padres y madres (?) que los enseñaron a crecer robando para, que al llegar a casa, no recibieran una paliza gratuita y despiadada.
Hay amigos de esos que solo te llevan a todo lo peor. Hay tantas historias detrás de cada rostro desfigurado de mis cristos de carne y hueso, no de madera.
Y la sociedad, yo, tú, nosotros, los miramos siempre con desconfianza, desdén, desprecio, intolerancia o hasta indiferencia.
Cristos, que como el Cristo yacente de la parroquia San Pedro, no tienen voz, ni vez, ni rostro, ni pies, ni lágrimas ya para llorar. Pero tienen corazón, sentimientos (a veces disfrazados o calleados por el dolor). Cristos que, a diferencia del Cristo mutilado de nuestra parroquia, no son de madera, ni son obra de arte de quien sabe cual escultor. Pero son la obra de arte más preciosa y preciada de un Dios que es Amor y Misericordia. El Autor y Artista de la Vida."