“Somos luz y esperanza”: Mons. Martín llamó a vivir la conversión en el II Domingo de Adviento

08.12.2025

En la celebración del Segundo Domingo de Adviento, Mons. Martín invitó a la comunidad a redescubrir la vocación bautismal de ser luz en el mundo y a asumir la conversión como camino para acoger a Cristo que viene. 

Durante la misa del II Domingo de Adviento, al encenderse la segunda vela de la corona, Mons. Martín recordó que los cristianos están llamados a custodiar y transmitir la luz de Cristo recibida en el Bautismo. "Somos luz —dijo— y desde esa conciencia todo lo que escuchamos en la Palabra cobra sentido".

El Obispo subrayó que Adviento es un tiempo de esperanza, un tema presente tanto en Isaías como en san Pablo y Juan el Bautista. Las lecturas, señaló, muestran que incluso aquello que parece seco o sin vida puede renovarse cuando Dios actúa. "Sabemos que, cuando Dios se acerca, hace nuevas todas las cosas", afirmó.

Sin embargo, Mons. Martín advirtió que la esperanza cristiana no es pasiva: requiere de conversión y cambio. Reconoció que hablar de conversión a fin de año puede resultar incómodo, pero insistió en que es parte esencial del camino cristiano. "Ser cristiano no es algo cómodo —expresó—. Si no hay nada que cambiar, algo estamos pasando por alto".

Invitó a cada fiel a preguntarse qué aspectos de su vida necesitan abrir espacio al Señor: perdonar, pedir perdón, abandonar enojos, violencias o indiferencias, revisar prioridades y poner a Cristo en el centro. "Para que el Señor vuelva a nacer en nuestro corazón, tenemos que hacerle lugar", insistió.

Recordando la figura de Juan el Bautista y su predicación en el desierto, Mons. Martín animó a buscar también un "desierto interior": un espacio de silencio, retiro y sinceridad donde Dios pueda mostrar lo que todavía necesita transformarse.

Finalmente, comparó el proceso de conversión con el trabajo de los rescatistas que remueven escombros tras una catástrofe: aunque parezca difícil y lleve tiempo, vale la pena porque debajo puede haber vida. "Hay muchas cosas que tapan lo mejor de nosotros. Pero, si hacemos el intento, el premio es la vida", concluyó.

Mons. Martín invitó a la comunidad a vivir las dos semanas restantes de Adviento con este espíritu: esperanza firme y decisión de cambio para recibir con corazón abierto al Señor que viene.