El Papa: En los momentos de desilusión, la fe en Jesús nos hace renacer

25.06.2025

Para combatir "una enfermedad muy difundida en nuestro tiempo", es decir "el cansancio de vivir", es necesario afrontar la realidad con Jesús que "no sólo cura", sino que "también despierta de la muerte". En un mundo a menudo desanimado, León XIV nos llama a creer en el poder de Cristo que cambia las situaciones más difíciles, en la catequesis de la Audiencia general de este miércoles 25 de junio. El Pontífice también recordó estar especialmente cerca de los jóvenes.

Isabella H. de Carvalho – Ciudad del Vaticano

"Una enfermedad muy difundida en nuestro tiempo es el cansancio de vivir: la realidad parece demasiado compleja, pesada, difícil de afrontar", pero la existencia "hay que afrontarla y junto a Jesús podemos hacerlo bien". Este es el aliento para tener fe en el poder de Jesús el que lanzó el Papa León XIV en la catequesis de este 25 de junio, durante la Audiencia general, la sexta de su pontificado. Continuando con el ciclo de catequesis sobre las curaciones de Jesús como signo de esperanza, el Papa observó cómo muchas veces ante las tribulaciones de la vida "nos apagamos, nos dormimos, en la ilusión de que cuando despertemos las cosas serán diferentes" y "a veces nos sentimos bloqueados por el juicio de quien pretende poner etiquetas a los demás". Pero el Pontífice se centra en dos episodios del Evangelio de Marcos para mostrar cómo, entrando en relación con Jesús y conociéndolo a fondo, se puede sacar "una fuerza" que cura las heridas más profundas, supera las situaciones más difíciles e incluso despierta las almas muertas.

Las acciones de un padre y una mujer enferma

"Dos historias se entrelazan" en el Evangelio de Marcos, "la de una niña de doce años, que está enferma en cama y está a punto de morir; y la de una mujer, que, desde hace exactamente doce años, sufre pérdidas de sangre", explica León XIV. Tanto el padre de esta joven como la mujer enferma trabajan y se desplazan para encontrar una solución a sus dificultades. El primero "no se queda en casa para quejarse de la enfermedad de su hija, sino que sale y pide ayuda" y no usa su posición de jefe de la sinagoga para pasar adelante de los demás. «Él no pierde la paciencia y espera», continúa el Papa. La mujer con la hemorragia, sin embargo, "con mucho coraje", decide cambiar de vida, pese a que "todos seguían diciéndole que mantuviera las distancias, que no la vieran" y "la habían condenado a permanecer oculta y aislada".

"A veces también nosotros podemos ser víctimas del juicio de los demás, que intentan ponernos un vestido que no es el nuestro. Y luego nos sentimos mal y no podemos salir de ello".

El acto de fe de la mujer

Pero ambos personajes confían en su fe en Jesús. El padre, cuando "vienen a decirle que su hija ha muerto y es inútil molestar al Maestro", sigue "teniendo fe y esperando", reitera el Pontífice. La mujer "toma el camino de la salvación cuando brota en ella la fe en que Jesús puede sanarla". León XIV se pregunta cómo tanta gente entre la multitud tocó a Cristo, pero sólo ella fue sanada en el momento que tocó su manto. "¿Dónde está la diferencia?" Él pregunta. Y responde explicando que "cada vez que hacemos un acto de fe dirigido a Jesús, se establece un contacto con Él y su gracia fluye inmediatamente de Él". A veces "no nos damos cuenta", pero el Pontífice insiste en que "de modo secreto y real, la gracia nos llega y desde dentro, poco a poco, transforma nuestra vida".

"Quizás aún hoy muchas personas se acercan a Jesús de manera superficial, sin creer verdaderamente en su poder. Pisamos la superficie de nuestras iglesias, ¡pero quizás el corazón esté en otra parte! Esta mujer, silenciosa y anónima, vence sus miedos, tocando el corazón de Jesús con sus manos consideradas impuras a causa de su enfermedad. E inmediatamente se siente curada. Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz»".

La importancia de estar cerca de los jóvenes

El Pontífice continúa recordando las palabras que Jesús dirige al padre, es decir, "no tengas miedo" y tener fe, cuando descubre que su hija está muerta. Entonces Cristo entra en la habitación de la joven y le dice: «Talitha cum, '¡Niña, levántate!'» y ella «se levanta y comienza a caminar». "Ese gesto de Jesús nos muestra que Él no sólo cura de toda enfermedad, sino también despierta de la muerte", subraya el Papa. "Para Dios, que es la Vida eterna, la muerte del cuerpo es como un sueño." Y en cambio advierte sobre la «muerte verdadera», es decir, «la del alma: ¡debemos tener miedo de ésta!». León XIV subraya también cómo Jesús pide a los padres que alimenten a la niña después de resucitarla, "otro signo muy concreto de la cercanía de Jesús a nuestra humanidad", pero también un punto de interrogación más profundo sobre cómo hablar a los jóvenes de hoy, a menudo los primeros en sentirse perdidos o desanimados por la vida.

"Cuando nuestros hijos están en crisis y necesitan alimento espiritual, ¿sabemos cómo dárselo? ¿Y cómo podremos hacerlo si nosotros mismos no nos nutrimos del Evangelio? Queridos hermanos y hermanas, en la vida hay momentos de desilusión y de desánimo, y también está la experiencia de la muerte. Aprendamos de aquella mujer, de aquel padre: vayamos a Jesús: Él puede sanarnos, puede hacernos renacer".