EN LUGAR DE DISCUTIR, CONTAR UNA HISTORIA

23.07.2023

70. Un buen motivo para contar una historia es responder a quienes ponen en duda nuestro mensaje o nuestra misión. Crear una contranarrativa puede ser más eficaz para responder a un comentario hostil que replicar con un argumento[44]. De este modo trasladamos la atención de la defensa a la promoción activa de un mensaje positivo y al cultivo de la solidaridad, como hizo Jesús con la historia del buen samaritano. En lugar de discutir con el doctor de la Ley sobre a quién debemos considerar como nuestro prójimo y a quién podemos ignorar o incluso odiar, Jesús simplemente contó una historia. Como maestro narrador, Jesús no coloca al doctor de la Ley en el lugar del samaritano, sino en el del hombre herido: para descubrir quién es su prójimo, primero debe ponerse en el lugar del herido y experimentar que otra persona se ha compadecido de él. Sólo cuando el doctor de la Ley comprende esto y recibe los cuidados del samaritano, puede sacar conclusiones para su propia vida y hacer suya la historia. El propio doctor de la Ley es el hombre que ha caído en manos de los ladrones, y el samaritano que se acerca a él es Jesús.

Cada uno de nosotros, al escuchar esta historia, es el hombre herido que yace al borde del camino. Y para todos nosotros, el samaritano es Jesús. Si todavía nos preguntamos "¿quién es mi prójimo?", es porque aún no hemos experimentado que somos amados y que nuestra vida está conectada con todas las vidas.