TENGAMOS AL ESPIRITU SANTO A DIARIO EN NUESTRO CORAZÓN

20.05.2021

"Así, pues, hermanos, celebremos el aniversario de la venida del Espíritu Santo, pero el Espíritu Santo debemos tenerlo a diario en nuestro corazón. No pensemos que esa festividad debe limitarse a este día, excluidos los demás; no la celebremos en una única fecha, sino en todo tiempo para que, cuando, en su día, llegue el Señor, no nos encuentre réprobos, sino probados, de modo que conduzca a la herencia eterna a los que dio tal garantía. Pues Cristo se desposó con su Iglesia, y le envió el Espíritu Santo. Este Espíritu se lo dio como alianza. Quien le dio la alianza le ha de dar la inmortalidad en el descanso. Amémosle a él, esperemos en él, creamos en él." 

San Agustín, sermón 272 


Consagración de la Familia al Espíritu Santo


¡Oh Dios Espíritu Santo! Postrados ante tu divina majestad, venimos a consagrarnos a Ti con todo lo que somos y tenemos. Por un acto de la omnipotencia del Padre hemos sido creados, por gracia del Hijo hemos sido redimidos, y por tu inefable amor has venido a nuestras almas para santificarnos, comunicándonos tu misma vida divina.

Desde el día de nuestro bautismo has tomado posesión de cada uno de nosotros, transformándonos en templos vivos donde Tú moras juntamente con el Padre y el Hijo; y el día de la Confirmación fue la Pentecostés en que descendiste a nuestros corazones con la plenitud de tus dones, pera que viviéramos una vida íntegramente cristiana.

Permanece entre nosotros para presidir nuestras reuniones; santifica nuestras alegrías y endulza nuestros pesares; ilumina nuestras mentes con los dones de la sabiduría, del entendimiento y de la ciencia; en horas de confusión y de dudas asístenos con el don del consejo; para no desmayar en la lucha y el trabajo concédenos tu fortaleza; que toda nuestra vida religiosa y familiar esté impregnada de tu espíritu de piedad; y que a todos nos mueva un temor santo y filial para no ofenderte a Ti que eres la santidad misma.

Asistidos en todo momento por tus dones y gracias, queremos llevar una vida santa en tu presencia.

Por eso hoy te hacemos entrega de nuestra familia y de cada uno de nosotros por el tiempo y la eternidad. Te consagramos nuestras almas y nuestros cuerpos, nuestros bienes materiales y espirituales, para que Tú sólo dispongas de nosotros y de lo nuestro según tu beneplácito. Sólo te pedimos la gracia que después de haberte glorificado en la tierra, pueda toda nuestra familia alabarte en el cielo, donde con el Padre y el Hijo vives y reinas por los siglos de los siglos.

Así sea.