TIEMPO DE CONVERSIÓN (5)

13.04.2022

"Cuando yacía entre tinieblas y la noche oscura, cuando zozobraba en medio del mar agitado de este mundo tempestuoso y seguía entre dudas el camino del error sin saber qué era mi vida, apartado de la verdad y de la luz, pensaba que era totalmente difícil y duro para mis costumbres lo que me prometía la divina misericordia para mi salvación: que alguien pudiera nacer de nuevo, y animado de vida nueva por el baño del agua salvadora, dejara lo que había sido y, conservando la estructura del cuerpo, cambiara el hombre viejo en el espíritu y la mente.

Me decía estas cosas frecuentemente. Estaba tan enredado en los innumerables errores de mi vida pasada, que no creía que podría liberarme de ellos. De esta forma condescendía con mis vicios ya adheridos, y desesperando de poder corregirlos los fomentaba como propios y naturales en mi.

Pero una  vez que fueron lavadas las manchas de mi vida pasada con el auxilio del agua de la regeneración, y se infundió la luz superior en mi pecho redimido y purificado, después que el Espíritu Celestial me cambió en un hombre nuevo por un segundo nacimiento, de un modo admirable se aclararon al instante las dudas, se abrió lo que estaba cerrado, comenzó a brillar lo que estaba oscuro, se hizo posible lo que consideraba imposible.

Que el temor custodie nuestra inocencia...que la seguridad que hemos obtenido no dé lugar al descuido, de modo que seamos superados nuevamente por el antiguo enemigo."

Carta a Donato (fragmento)