COMUNICAR PARA CREAR COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA
46. Cómo construir una comunidad mediante prácticas comunicativas, incluso entre quienes no están físicamente cerca los unos de los otros, es, en realidad, una pregunta muy antigua. Podemos reconocer la tensión entre la presencia mediada y el anhelo del encuentro personal ya en las cartas de los apóstoles. El evangelista Juan, por ejemplo, concluye su segunda y su tercera carta diciendo: "Tendría muchas otras cosas que decirles, pero no quise hacerlo por carta, porque espero ir a verlos para hablar con ustedes cara a cara, a fin de que nuestra alegría sea completa" (2 Jn 12). Lo mismo se puede decir del apóstol Pablo, quien, incluso ausente y con un "vivísimo deseo de volver a ver" a las personas (I Tes 2, 17), estaba presente a través de sus cartas en la vida de cada una de las comunidades que fundó (cfr. I Cor 5, 3). Sus escritos también sirvieron para "interconectar" las diferentes comunidades (cfr. Col 4, 15-16). La capacidad de san Pablo de construir comunidades ha llegado hasta nuestros días gracias a sus numerosas epístolas, por las que sabemos que para él no existía dicotomía entre su presencia física y su presencia mediante su palabra escrita y leída por la comunidad (cfr. 2 Cor 10, 9-11).
47. En la realidad cada vez más "onlife" del mundo actual, es necesario superar la lógica de "o lo uno o lo otro", que considera las relaciones humanas dentro de una lógica dicotómica (lo digital como opuesto a lo real-físico-en persona), y asumir una lógica de "ambas cosas a la vez", basada en la complementariedad y la totalidad de la vida humana y social. Las relaciones comunitarias en las redes sociales deben reforzar las comunidades locales y viceversa. "El uso de las redes sociales es complementario al encuentro en carne y hueso, que se da a través del cuerpo, el corazón, los ojos, la mirada, la respiración del otro. Si se usa la red como prolongación o como espera de ese encuentro, entonces no se traiciona a sí misma y sigue siendo un recurso para la comunión"[23]. "La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas"[24], si recordamos que al otro lado de la pantalla no hay "números" o meros "agregados de individuos", sino personas con historias, sueños, esperanzas, sufrimientos; hay un nombre y un rostro.