HACIA EL DIACONADO PERMANENTE

30.11.2021

El viernes previo a la Misa en que recibirían los ministerios de lectorado y acolitado, Luis Trezza y Alejandro Percovich conversaron sobre el sentido de su vocación y servicio como futuros diáconos permanentes en la Diócesis.

¿Qué reciben el Domingo?

Alejandro: Vamos a recibir lo que antes se llamaban "órdenes menores", ahora se llaman ministerios, en camino al diaconado.

El lectorado lo podemos entender más fácil y refiere a la proclamación de la Palabra. Pero ¿qué es el acolitado?

Luis: Es parte del servicio al altar, en la Eucaristía servir con la patena y el pan y con el cáliz y el vino. Es también un servicio al sacerdote o al diácono, si está en la celebración.

En tu historia Alejandro ¿cómo ha sido la llamada de Jesús al servicio?

Alejandro: Bueno, la llamada viene de hace tiempo, pero viste, uno baja el celular y...le bajamos el sonido al teléfono y nos hacemos los distraídos.

¿Y qué pasó cuando subiste el volumen?

Alejandro: Y llega un momento en que sentís, que vibra y vibra y tenés que atender y no podés decir que no. Ponés cosas por delante, que esto, que lo otro, cosas que atender antes, preferencias o situaciones de la vida que entendés que deben estar antes hasta que llega el momento de atender y bueno, sabés que eso no es importante acá. Por lo menos uno lo vive así. 

¿Y vos Luis?

En mi caso siento que realmente he sido llamado y que no es de ahora. Comenzó en los primeros años de matrimonio con María José y bueno, sentimos ese llamado y comenzamos a averiguar un poquito, qué requisitos se necesitaban. Diez años de matrimonio, yo llevaba 3 o 4, estudios de teología, empezamos a hacer el ITU Laicos. Nos acompañó un tiempo en el discernimiento el Padre Orlando Torres, fuimos a visitar a Mario Cardozo con María, que era el único diácono que había en la Diócesis. Fue al comienzo, después la cosa se enfrió, la vida va transcurriendo, en esa etapa yo vivía en Montevideo. Cuando retornamos a Florida me vinculé a esta comunidad de la Parroquia San José y hubo una invitación para posibles candidatos y me invitaron en aquel momento. Me acuerdo que lo hablé con María José y le agradecí al sacerdote Fernando Vanelli. Le dije lo voy a rezar, era una cosa que la tengo ahí desde hace mucho tiempo y como que me la reflotás. En este momento yo estoy con gurises chicos, recién caigo en una comunidad y bueno. Pero después de un retiro desierto de oración y vida, ahí sentí que Dios me pedía "Bueno Luis, necesito un más tuyo." ¿Cuál era ese más? Sentí que de vuelta era el diaconado. Lo empezamos a hablar en la familia y había sintonía. Lo empezamos a hablar con los sacerdotes y empezamos este caminito, que se truncó de vuelta. En el 2018 parte mi señora, después de una enfermedad larga y en ese momento decidí enfriarlo de vuelta, porque quedaba a la intemperie. Dos años después volvimos a insistir en el tema, a completar los estudios, a retomar la dirección espiritual, se sumó Alejandro, que es un gran compañero en este camino.

Vos sos viudo como nos decís y ¿sos padre de cuántos hijos?

Luis: Tres hijos, ya son grandes. 28 años Rodrigo, Juan Pablo 16 y María Magdalena de 12 años.

Y trabajás como comerciante.

Luis: Comerciante ferretero.

Alejandro, vos estás casado.

Alejandro: Estoy casado con Ana, tenemos 5 hijos, de 21 a 3 años, todavía sigo con gurises. Un solo varón: Iván que tiene 20 años. Abril es la primera, Lucía la tercera, Ema de 10 años y Pilar de 3 años.

¿Y el apoyo de la familia está?

Alejandro: Si, si. Por momentos, la manija de la familia.

Nosotros conversamos en el Centro San Pablo de la Macana en el Mes de la Catequesis. Ese es un servicio que prestás en la Iglesia.

Alejandro: Si, con Ana siempre hemos dado catequesis juntos, ahora y hace varios años en el Centro San Pablo de La Macana. La familia ha estado siempre acompañándonos, siempre va con nosotros "un acólito" viste.

¿Y vos Luis?

Luis: Acá en la comunidad estuve participando mucho tiempo en la Pastoral Familiar junto a María José. Fue una experiencia muy fuerte, muy linda, un servicio muy lindo acá en la comunidad.

¿Cómo imaginan que será el servicio que prestarán como diáconos?

Luis: Personalmente le veo dos vetas. Por un lado, me imagino ejerciendo el ministerio motivando comunidades. Y, por otro lado, en algo más concreto. Visitando a aquel que está enfermo, por ejemplo, a aquel que está solo, a aquel matrimonio, a aquella familia. Bien concreto, por ese lado lo visualizo.

¿Y vos Alejandro?

Alejandro: "La cosecha es abundante", hay muchos espacios donde desarrollarse o ir a ayudar. Me parece fundamental el tema de la familia y por el tema de hace años, la catequesis, que me gusta mucho y que nos llama a seguir apoyando. Por un lado vamos a seguir siendo catequistas en la comunidad o en la Diócesis, donde sea, y por otro lado, siendo diácono vamos a apoyar desde otro lugar.

La pandemia nos mostró que somos vulnerables y que a muchos la soledad les ha impactado más que el Covid.

Luis: Si, yo lo veo en el comercio. La gente tiene necesidad de hablar. Hay mucha gente sola que se abre sin conocerte. Me imagino que acá hay más posibilidades de ir más profundo. No es tanto la gente que esté sola, a mi me habla mucho la vida y la muerte. Cuando hay partidas, yo lo viví en carne propia con María José, veo que es un momento especial para hablar de esperanza, que la vida que vivimos es de peregrinos, es un manojo de años nada más, y que nuestra mirada tiene que estar en la plenitud y en el futuro. Entonces, poder hablar de la muerte desde la esperanza. En un mundo tan finito la muerte nos sorprende a veces, como algo catastrófico. Y justamente ver que la plenitud está adelante, fue lo que me mostró Cristo.