LA TEMPESTAD CALMADA

30.01.2021

Compartimos el relato del Evangelio de Marcos (4,35-41) y un comentario de San Agustín.

Evangelio según San Marcos 4,35-41.

Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla".
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".


Sermón 63 de San Agustín, sobre la tempestad calmada

Has oído una afrenta, he ahí el viento. Te airaste, he ahí el oleaje. Si sopla el viento y se encrespa el oleaje, se halla en peligro la nave, fluctúa tu corazón. Oída la afrenta, deseas vengarte. Pero advierte que te vengaste y, claudicando ante el mal ajeno, naufragaste. Pero ¿cuál es la causa de ello? Que Cristo duerme en ti. ¿Qué significa: duerme en ti Cristo? Te olvidaste de Cristo. Despierta a Cristo, pues; acuérdate de Cristo, esté Cristo despierto en ti: piensa en él.