PRESTEMOS ATENCIÓN A LA IGLESIA DOMÉSTICA
60. La comunidad eclesial se forma allí donde dos o tres se reúnen en el nombre de Jesús (cfr. Mt 18, 20), independientemente del origen, la residencia o la pertenencia geográfica de cada uno. Si bien podemos reconocer que, a través de la transmisión de la Santa Misa, la Iglesia ha entrado en los hogares de las personas, es necesario reflexionar sobre lo que significa la "participación" en la Eucaristía[34]. La emergencia de la cultura digital y la experiencia de la pandemia han puesto de manifiesto hasta qué punto nuestras iniciativas pastorales han prestado poca atención a la "Iglesia doméstica", la Iglesia que se reúne en los hogares y en torno a la mesa. En este sentido, necesitamos redescubrir el vínculo entre la liturgia que se celebra en nuestras iglesias y la celebración del Señor con los gestos, las palabras y las oraciones en el hogar familiar. Dicho de otro modo, necesitamos reconstruir el puente entre nuestras mesas familiares y el altar, en el que somos alimentados espiritualmente, a través de la recepción de la Sagrada Eucaristía, y confirmados en nuestra comunión de creyentes.