"Que el amor que me tienes esté en ellos" Jn. 17,26

27.02.2022

La Hermana Paula María del Amor Misericordioso realizó ayer su profesión solemne junto a la Comunidad del Monasterio de Carmelitas Descalzas de Sta. Teresa Benedicta de la Cruz y Sta. Teresita. Ante el Obispo Diocesano, sacerdotes, familia e invitados, dio el paso definitivo en su seguimiento de Cristo a quien se consagra como monja contemplativa en la familia teresiana.

El P. Juan José de la Orden de los Carmelitas Descalzos en la homilía se refirió a la disponibilidad de la Hna. Paula para responder al llamado de Cristo y el deseo de ser su esposa para siempre en la familia teresiana y en el monasterio de Camino a las Holandesas en la Diócesis de Florida.

Jesús se conmovió porque los pobres y humildes recibían el Evangelio mientras los reyes, sabios y hasta profetas no pudieron ver el Reino ante ellos, "fuera porque miraban para otro lado o tenían puestas las gafas equivocadas". Por eso, "pedimos al Señor que nos haga pequeños y de alma pobre para comprender lo que hace esta mujer joven en este día". Jesús se conmueve y sirve, lava los pies a sus discípulos, así este amor de Dios, que pudo hacer todo de otra manera, "con una varita mágica", pero eligió encarnarse y ser el más humilde: "Lo pudo hacer de tantas maneras y lo hizo de un modo sencillo, humano, débil, pobre. Así hace Dios su historia".

"Esta consagración no va de entender sino de acoger el misterio."  Paula se entrega al Señor como sólo una mujer lo puede hacer, "desde las entrañas" y como escuchamos en la primera lectura "grita de gozo estéril, porque serás madre de naciones", está llamada a "extender su tienda sin mezquindad", siendo esposa del Siervo Sufriente, que en el desierto la convierte en fuente de agua viva. El desierto es el Carmelo, el lugar de la comunidad que se hace fuerte en el amor de Dios. "Jesús vivió en comunidad, con la traición de Judas a quien había lavado los pies; con la terquedad de Pedro, que no quería que los lavara. Pero también con el abrazo de Lázaro su amigo, con su hermana María que le ungió los pies en Betania."

"La intimidad con Cristo es la espiritualidad del Carmelo" aseveraba el P. Juan José, a la vez que invitaba a Paula a "poner la Diócesis en el corazón" y a "amar a cada sacerdote, para presentarlo a Cristo, cada día, como mediadora."