TIEMPO DE CONVERSIÓN (1)

09.04.2022

Cuando iniciamos la Cuaresma recibimos el signo de la cruz con ceniza en la frente y escuchamos: Conviértete y cree en el Evangelio. 

Luego de este camino de varias semanas tenemos una oportunidad privilegiada para hacer una opción fundamental, es decir, cambiar radicalmente el centro de nuestra vida, su punto de apoyo y su objetivo final.

La conversión no es simplemente cambiar la actitud y rechazar las malas acciones. Es una transformación radical, un cambio de mentalidad y una actitud interior.

Hace 17 siglos atrás, San Juan Crisóstomo, obispo de Constantinopla, animaba a sus diocesanos con estas palabras:

"Yo llamo "convertirse" no sólo a apartarse del mal pasado, sino -lo que es mejor- practicar en adelante el bien.

San Juan Bautista dice: Haced dignos frutos de conversión. ¿Cómo lo haremos? Practiquemos las acciones contrarias. Como si dijera: ¿Has robado lo ajeno? Entonces ahora da hasta lo que te pertenece.

¿Has vivido mucho tiempo deshonestamente? Ahora sé casto con tu esposa, practica la continencia.

¿Has insultado o has herido a quien estaba a tu lado? Ahora bendice a los que te insultan, haz bien a los que te hieran.

Para nuestra salud no basta con arrancar el aguijón; también hay que aplicar la medicina sobre la herida.

¿En el tiempo pasado te has entregado a la gula y a la embriaguez? Ahora ayuna y bebe agua. Trata de arrancar el daño que te ha venido de ahí."