TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE, MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES

16.10.2022

Santiago Sastre Devitta fue ordenado Presbítero en la fiesta de Santa Teresa de Jesús. "Cuando era chico, iba a la escuela, ya me decía que él quería ser cura" expresó su padre. Y desde entonces hasta ayer se preparó para el ministerio sacerdotal en la Diócesis de Florida. Comienza un nuevo camino, lo acompañamos y rezamos por él, su familia y su comunidad. Hoy a las 19 horas celebra Misa en San Pedro de Durazno, su parroquia de origen.


El video de la Ordenación está disponible en https://youtu.be/OSb_hV9Fbyw


Compartimos la homilía de Mons. Martín:

Buenas noches a todos, padres, hermana, familia toda, familia diocesana, todas las comunidades que hoy nos acompañan, al Seminario Interdiocesano con su Rector, sus formadores, muchas gracias a todos por acompañarnos. Hoy ha sido realmente un día de bendición para la Diócesis. Hoy de mañana, la profesión de una hermana carmelita y en esta noche la Ordenación de Santiago. Damos gracias a Dios por este día.

Aprovechamos las lecturas de esta liturgia, no sólo Santiago, nos vienen bien a todos. Un sacerdote las debe tener especialmente presentes en su vida, por eso, lo primero que recomiendo a Santiago y a cada uno de nosotros, es la fidelidad en la oración, que es importante en nuestra vida de cristianos. La oración nos ayuda mucho para saber dónde estamos parados. Este diálogo de amistad con aquel que nos ama, como dice Santa Teresa que hoy estamos recordando, nos ubica en la vida. A veces los cristianos nos desubicamos, no sabemos adónde vamos, y ponernos en presencia del Señor nos ayuda recordar quiénes somos, cuál es el llamado que hemos recibido, cómo lo estoy llevando adelante, en la escucha permanente para saber si estamos haciendo bien las cosas. La oración nos ubica, nos pone en nuestro sitio. En la oración recuperamos nuestra vocación primera, lo que somos y cómo estamos parados en esta vida. A veces nos confundimos y en la oración encontramos a qué estamos llamados, a veces pensamos que hacemos la voluntad de Dios haciendo mil cosas, y no es así. Por eso en la oración recordamos una y otra vez que Jesús nos llamó para que estuviéramos con Él y después enviarnos, para llevarlo a Él, no a nosotros mismos. La oración no es algo mágico, algo que nos resuelve todas las cosas, muchas veces es una lucha, una aventura en la que nos metemos y en la cual podemos descubrir una cantidad de cosas que no descubriríamos. Es lucha, recordemos a Jacob, y es perseverancia: "aunque pase por oscuras quebradas, ningún mal temeré". A veces sentimos el silencio de Dios, no lo sentimos, parece que es ineficaz nuestra oración, no nos habla, nos enojamos con Él. Sé fiel en ese silencio de
Dios, perseverá, como perseveraba esa viuda con ese juez, una y otra vez, el Señor te escucha. Muchas veces sus caminos son misteriosos y nos desconciertan, pero nosotros tenemos la certeza, la seguridad, la confianza de que Él camina con nosotros. Revaloremos la oración: no podemos ser cristianos y cumplir nuestra misión si dejamos la oración de lado. 

El pasaje del libro del Éxodo, que nos presenta a Moisés, tan sugestivo, tan simpático y tan profundo a la vez. A veces creemos que todo lo podemos, que todo lo hacemos por nuestra propia fuerza y no es así, necesitamos a los demás. Moisés se dio cuenta, se cansaba, le pusieron una piedra para que se sentara, le levantaban los brazos, como diciendo poné todo lo tuyo, todas tus fuerzas en lo que hacés, pero tené la seguridad y la conciencia clara que las cosas las lleva adelante Él, confiá en Él. Confiá lo que tenés, lo que vas haciendo, lo que vas a hacer. Necesitamos de Dios y de los demás para llevar las cosas adelante. Al mirar a Moisés y su fragilidad nos recuerda nuestra propia fragilidad. Y con ella somos llamados y caminamos y a pesar de la fragilidad somos llamados. Y a través de esa fragilidad Dios va a actuar. Confiá en mi gracia, mi gracia te basta, le dijo a San Pablo.

Caminar sabiéndonos elegidos, queridos, amados. Es bueno caminar así al comienzo del presbiterado. No creer que yo voy a salvar al mundo ni voy a cambiar las cosas de la noche a la mañana y después me vuelvo desesperanzado, diciendo creí que iba a cambiar todo y no cambió nada. Pero Jesús no te llamó para que cambiaras todo, te llamó para que lo siguieras, lo escucharas y dispusieras tu corazón para que Él actúe a través tuyo. Es la manera de caminar en nuestro sacerdocio.

Algo importante antes de pasar al rito de la Ordenación: la presencia fuerte de María en tu vida. Estás rodeado de María. Estás en una Diócesis donde la Patrona es María Virgen de los Treinta y Tres, estás en una Parroquia -en la que vas a ser vicario parroquial- donde la Patrona es María Auxiliadora. Estás rodeado del amor de María. Confiá siempre en ella, no dejes de aprender de ella. En los caminos que recorras, que sea muy importante. Siempre te va a decir lo que Jesús quiere de ti. Te va a poner en camino y en vereda muchas veces para que dejes las huellas de Jesús a tu paso. El mejor camino para llevar a Jesús es oír a su Madre.

Los deseos de todos los que estamos aquí son de muchas bendiciones en esta nueva etapa de tu vida. Ahora te toca a ti, para ver qué disposición tenés para recibir el ministerio.